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Cuando una persona experimenta agresividad, desesperación o ansiedad, estas son respuestas emocionales y conductuales a una serie de factores, que pueden ser internos (creencias, pensamientos) o externos (situaciones, relaciones). A menudo, estas respuestas se basan en patrones de pensamiento disfuncionales o distorsiones cognitivas, que son errores en la forma en que interpretamos la realidad.
La lectura de artículos de psicología actúa como una herramienta de iluminación. No es una pastilla mágica que elimina los problemas de raíz, sino que provee a la persona con un nuevo lente para ver su realidad. La persona no «se cura» porque no estaba inherentemente enferma. En cambio, se informa y aclara sus propias percepciones.
¿Qué sucede durante este proceso?
- Reconocimiento y Nombramiento: Antes, la persona sentía una maraña de emociones y comportamientos sin entender por qué. La lectura le da un vocabulario y un marco de referencia. Por ejemplo, lo que antes era «estar siempre enojado» se puede identificar como un patrón de pensamiento catastrófico, o lo que era «sentir que el mundo se me cae encima» se puede reconocer como ansiedad. Este simple acto de nombrar lo que le pasa es el primer paso para poder gestionarlo.
- Validación y Normalización: La lectura revela que estas experiencias no son únicas ni extrañas. Ver que otros han pasado por lo mismo y que hay explicaciones científicas para sus sentimientos puede reducir la vergüenza y el aislamiento. Esto valida la experiencia de la persona, lo que le permite dejar de luchar contra ella y comenzar a trabajar con ella.
- Adquisición de Estrategias y Herramientas: Los artículos de psicología no solo explican el «por qué», sino que también proponen el «cómo». Ejemplos de estas herramientas incluyen:
Identificación de pensamientos automáticos negativos: La persona aprende a reconocer pensamientos como «siempre lo arruino todo» y a cuestionar su validez.
Técnicas de respiración y mindfulness: Para gestionar la ansiedad en el momento.
Reestructuración cognitiva: Aprende a reemplazar un pensamiento disfuncional por uno más realista y funcional. Por ejemplo, en lugar de pensar «Nadie me valora», podría pensar «Aunque esta persona no me valoró, hay otras personas en mi vida que sí lo hacen». - Desarrollo de la Autocompasión: Al entender que su comportamiento pasado no era un «fracaso» sino el resultado de patrones de pensamiento y emocionales que desconocía, la persona puede dejar de culparse. Se vuelve más compasiva consigo misma, un ingrediente clave para el crecimiento personal. ¿Es solo una manera de disimular?
No, no se trata de disimular. Disimular es ocultar una verdad para que parezca otra cosa. La persona que ha pasado por este proceso no está escondiendo su «viejo yo», sino que ha integrado y transcendido esas experiencias.
Consideremos un ejemplo:
Antes: Una persona siente una rabia incontrolable cuando su pareja llega tarde. La rabia es tan intensa que grita y rompe objetos. El pensamiento subyacente puede ser «Mi pareja no me respeta ni me valora, me están haciendo esto a propósito.»
Después: Tras leer sobre las distorsiones cognitivas, la persona reconoce que su pensamiento es una lectura de la mente y una generalización. Aprende a detenerse y a preguntarse: «¿Hay otra explicación? Tal vez hubo tráfico, o se le olvidó el teléfono, o la persona simplemente es olvidadiza.» Ahora, en lugar de explotar, puede sentir frustración, pero utiliza una técnica de respiración para calmarse y luego tiene una conversación tranquila y constructiva con su pareja.
En este caso, la agresividad no fue disimulada; fue reemplazada por un comportamiento más funcional, basado en una comprensión más clara de la situación. El cambio es genuino porque la comprensión subyacente ha cambiado. La persona ya no opera desde el miedo, la rabia o la desesperación, sino desde el entendimiento y la elección consciente.
En conclusión, la persona que se transforma a través de la psicología no está curada ni disimulando. Se ha vuelto consciente de sus propios patrones, se ha educado para entenderse mejor y ha elegido activamente un camino diferente. Ha pasado de ser una víctima de sus propias emociones a ser el gestor de su propia vida, lo cual es el verdadero significado del crecimiento personal.