La cleptomanía

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La cleptomanía: una lucha silenciosa con el impulso de robar

La cleptomanía es un trastorno poco conocido que a menudo se confunde con la delincuencia común, pero va mucho más allá de simplemente robar. Es un trastorno del control de los impulsos que se caracteriza por una necesidad irresistible y recurrente de robar objetos que no son necesarios para uso personal o por su valor monetario. Para quienes lo padecen, es una lucha interna que les genera una gran angustia, vergüenza y culpabilidad.

¿Qué es la cleptomanía?

A diferencia de un ladrón, una persona con cleptomanía no planea sus robos. No busca el objeto por su utilidad o valor, ni tampoco lo hace por venganza o por un desafío. El acto de robar en sí mismo es lo que produce una sensación de alivio o gratificación temporal, precedida por una creciente tensión y ansiedad que se acumula hasta que el impulso se ejecuta. Después de robar, la persona a menudo siente una profunda vergüenza, remordimiento y miedo a ser descubierta.

Es importante destacar que la cleptomanía no es un capricho o una mala decisión, sino un trastorno mental diagnosticable que se incluye en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Las personas con cleptomanía a menudo intentan resistir el impulso, pero la tensión se vuelve tan insoportable que terminan cediendo.

Síntomas y características clave

Algunos de los signos y síntomas característicos de la cleptomanía incluyen:

Robos repetitivos e impulsivos: La persona roba objetos de forma recurrente, sin planearlo.
Tensión creciente antes de robar: Se experimenta una sensación de excitación, ansiedad o tensión antes de cometer el acto.
Sensación de alivio o placer al robar: El acto de robar reduce la tensión y genera una gratificación temporal.
Remordimiento y culpa después de robar: Tras el robo, la persona se siente avergonzada, culpable o deprimida.
Los objetos robados no tienen valor: Los artículos robados suelen ser de poco o ningún valor económico, y la persona a menudo los esconde, los devuelve o incluso los regala.
El acto de robar no está motivado por alucinaciones o delirios: A diferencia de otros trastornos, la cleptomanía no se debe a psicosis.

Causas y factores de riesgo

Las causas exactas de la cleptomanía aún no se comprenden por completo, pero se cree que es una combinación de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales. Algunas teorías sugieren que podría estar relacionada con desequilibrios de neurotransmisores en el cerebro, como la serotonina, que está implicada en el control de los impulsos y los estados de ánimo.

Además, la cleptomanía a menudo se asocia con otros trastornos mentales, como la depresión, la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o los trastornos alimentarios. El estrés crónico, el trauma y otros eventos de vida estresantes también pueden ser factores desencadenantes.

Búsqueda de ayuda y tratamiento

Vivir con cleptomanía puede ser un secreto abrumador que afecta la vida personal, laboral y social. Sin embargo, hay tratamientos efectivos disponibles. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es uno de los enfoques más comunes y efectivos. Esta terapia ayuda a la persona a identificar los desencadenantes, a desarrollar estrategias para resistir los impulsos y a modificar los patrones de pensamiento que mantienen el comportamiento.

En algunos casos, se pueden recetar medicamentos, como antidepresivos o estabilizadores del ánimo, para abordar los síntomas de ansiedad, depresión u otros trastornos coexistentes.

Es crucial que las personas que sospechan que ellos o un ser querido podrían tener cleptomanía busquen ayuda profesional. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia y ayudar a la persona a recuperar el control sobre sus vidas y a liberarse de la carga de la culpa y la vergüenza. La cleptomanía no define a la persona, sino que es un desafío que se puede superar con el apoyo adecuado.

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